El chofer de un taxi no debe, en principio, considerarse cómplice de aquellos individuos que hayan utilizado su condición de chofer para desplazarse durante la comisión de un crimen o delito, siempre que este conductor presente pruebas de que fue obligado mediante violencia o uso de armas, y haya denunciado el hecho a las autoridades. No. 75, Seg., Ago. 2003, B.J. 1113.
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